ESTADOS UNIDOS BUSCA PROTEGER SU SEGURIDAD NACIONAL FRENTE AL AVANCE TECNOLÓGICO DE CHINA
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva que limita las inversiones estadounidenses en tecnología sensible en China, con el objetivo de proteger la seguridad nacional de su país y evitar que el capital y la experiencia de Estados Unidos apoyen el desarrollo de la tecnología militar china.
La orden ejecutiva, que se venía gestando desde hace más de un año, establece que algunas inversiones en sectores como la inteligencia artificial, la biotecnología, la robótica, la nanotecnología y la energía nuclear estarán prohibidas, mientras que otras requerirán una notificación previa al gobierno estadounidense. Los inversionistas que incumplan estas disposiciones podrían enfrentar sanciones.
La medida forma parte de la estrategia del gobierno de Biden para hacer frente al ascenso de China como rival geopolítico y económico de Estados Unidos. La administración Biden ha expresado en varias ocasiones sus preocupaciones sobre las prácticas comerciales y de inversión de China, así como sobre el impacto de sus políticas en los derechos humanos, el medio ambiente y la estabilidad regional.
La secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo, manifestó en mayo a su homólogo chino, Wang Wentao, sus “preocupaciones” sobre las restricciones que impone Pekín a las empresas estadounidenses que operan en ese país. Pekín ha tomado medidas contra el gigante estadounidense de semiconductores Micron, al considerar que sus microchips “presentan potenciales problemas para la seguridad de las redes” y amenazan la «seguridad nacional de China».
Por otro lado, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, visitó China el mes pasado y se reunió con el viceprimer ministro He Lifeng, con quien discutió temas económicos importantes y enfatizó en que Estados Unidos y China deberían comunicarse “directamente” sus preocupaciones sobre prácticas económicas. Yellen señaló que el comercio bilateral récord del año pasado es una prueba de la importancia de las relaciones entre Washington y Pekín.
“Hay espacio amplio para que nuestras empresas participen en el comercio y la inversión”, dijo Yellen a He en un encuentro en la residencia diplomática de Diaoyutai, en la capital china. Durante su visita, la secretaria del Tesoro destacó áreas en las que las dos potencias necesitan trabajar juntas, al tiempo que defendió las medidas de Estados Unidos para “reducir el riesgo” de su economía frente a China. “Como los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo y los mayores inversores en energía renovable, tenemos la responsabilidad y la capacidad conjuntas de liderar el camino”, afirmó Yellen en una mesa redonda de expertos en Pekín. “El mantenimiento de la cooperación entre Estados Unidos y China en la financiación contra el cambio climático es crucial”, agregó.
Mientras tanto, China entró en deflación por primera vez desde 2021, lastrada por la debilidad del consumo interno que complica la recuperación económica. El índice de precios al consumidor (IPC) cayó un 0,1% interanual en agosto, según los datos oficiales. La caída se debe principalmente a la baja de los precios de los alimentos, especialmente de los productos porcinos, que se han recuperado tras una epidemia de peste porcina africana que diezmó el sector. El índice de precios a la producción (IPP), que mide el costo de los bienes a nivel mayorista, subió un 9,5% interanual en agosto, el mismo nivel que en julio. La inflación al productor se ha disparado este año por el aumento de los precios internacionales de las materias primas y los cuellos de botella logísticos causados por la pandemia.
La deflación al consumidor contrasta con la situación de otras grandes economías como Estados Unidos o Europa, que luchan contra una inflación creciente impulsada por la recuperación económica tras la crisis sanitaria. China fue el primer país afectado por el coronavirus y también el primero en salir de él. Su economía creció un 2,3% en 2020, mientras que la mayoría del mundo se contrajo. Sin embargo, el gigante asiático se enfrenta a varios desafíos para mantener el ritmo de crecimiento, como los rebrotes esporádicos de covid-19, las tensiones comerciales con Estados Unidos, la crisis de la inmobiliaria Evergrande y la regulación más estricta de sectores como la tecnología o la educación.