¡AGUAS, JALISCO! ENTRE LA INUNDACIÓN Y LA ESCASEZ

22 Jul 2020

¡AGUAS, JALISCO! ENTRE LA INUNDACIÓN Y LA ESCASEZ

Tenemos años escuchando que “Jalisco está en estrés hídrico”; que “se va a secar el Lago de Chapala”; y parecen mensajes contradictorios con también el clásico anual de “ya se inundó por Plaza del Sol”. Como en cada temporal de lluvias, vivir en el AMG representa un verdadero reto acuático. Avenidas inundadas, árboles caídos y canales desbordados, son algunos de los problemas que enfrentamos los tapatíos. Entonces, ¿por qué decimos que no tenemos agua?

Las respuestas son muchas, pero en gran medida tiene que ver con nuestros hábitos de consumo del recurso y con la deficiencia de nuestras infraestructuras. En Jalisco, cada habitante emplea 203 litros de agua por día; si consideramos que cada descarga del inodoro es de 7 litros aproximadamente, ¡esto equivaldría a 29 descargas por persona por día! O, en el caso de una lavadora que necesita 44 litros por ciclo, cada persona en el Estado estaría usando el equivalente del agua de 4.6 lavadoras diarias

Actualmente en Jalisco se ha logrado alcanzar la cobertura del 95.7% de servicio de agua potable, que en términos de acceso al derecho al agua es favorable. Sin embargo, el año pasado el profesor de la División de Ingenierías e Innovación Tecnológica, del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), el doctor Hermes Ulises Ramírez Sánchez aseguró que “es un hecho que  enfrentamos una crisis de agua superficial y subterránea, y prácticamente todo el Estado registra algún grado de estrés hídrico, que se refiere a la disponibilidad y demanda del recurso”. Luego entonces, si no encontramos soluciones, los avances alcanzados en la garantía del derecho al agua para todas y todos no será sostenible.

De acuerdo con un estudio realizado en 2012 por el CUCBA, en Jalisco contábamos con 64 acuíferos en 28 zonas geohidrológicas. Éstos eran sobreexplotados. Tenían una recarga anual de 4,852 millones de metros cúbicos al año, que equivale a tres veces la aportación media anual que recibe Chapala de la Cuenca Lerma Chapala y una extracción estimada de 1,165 millones de metros cúbicos al año. La situación no ha cambiado. Por ejemplo, en 2019 la Comisión Nacional del Agua otorgó 25 permisos de extracción para el acuífero de Toluquilla que era el más sobreexplotado en el estado.

Además, 30% del líquido que se suministra a Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá por el sistema de tuberías, se va al subsuelo por medio de fugas o se contabiliza como errores de medición.  Aunado a lo anterior, los cambios de uso de suelo, por el crecimiento de las ciudades, implican también cambios en los parámetros de infiltración, evaporación y escurrimientos del agua. En el caso de la Zona Conurbada de Guadalajara, el 88% de nuestros ríos y arroyos están entubados. Y estos puntos coinciden con los sitios de inundación del temporal de lluvias.  

En otras ciudades de México y el mundo, se han comenzado a implementar estrategias para la recuperación de los ríos urbanos como alternativas para resolver problemas y mejorar la calidad de la ciudad. Por ejemplo, Curitiba, Vancouver y Seúl en donde se han desarrollado estrategias para recuperar ríos o para proteger los suelos forestales.

Otra alternativa para la ciudad es el manejo responsable del agua de lluvia.

Esto lo han hecho también en países como Colombia, Brasil, Francia y Finlandia; o en la propia Delegación Miguel Hidalgo en la CDMX se aplican estrategias de captación de agua para regresarla al subsuelo, para su aprovechamiento y uso en jardines pluviales; o para almacenarla para su consumo a partir de infraestructuras y espacios públicos construidos con ese fin. En Jalisco, aunque el Código Urbano contempla que los sistemas de captación de agua lluvia deben ser parte de la infraestructura básica en el AMG, en la realidad, esto no se cumple. En 2019 se diagnosticaron las instalaciones de algunas dependencias gubernamentales y al menos 30 no contaban con ese tipo de sistema, incluidos edificios de reciente construcción. 

Para resolver el problema del estrés hídrico en el Estado de Jalisco, no existe una respuesta única. Es preciso combinar esfuerzos entre autoridades y ciudadanía. Empezando por cambiar nuestros hábitos de consumo modificando prácticas tan sencillas como poner el balde cuando abrimos la regadera; no utilizar la manguera para lavar el coche; darnos baños más cortos.  Es preciso también que exijamos a nuestras autoridades el desarrollo de alternativas de infraestructuras más amigables con el medio ambiente, que además permitan utilizar y captar adecuadamente el agua; asimismo, pedir que los instrumentos de planeación y gestión incorporen las infraestructuras verdes como base para su aplicación; de modo que comencemos a integrar nuestros ríos, arroyos y aguas de lluvia en el desarrollo de ciudades mejores y más sostenibles.

Tania Romero es tapatía, estudiante de maestría, consultora y ex servidora pública. Le interesan el derecho urbano, la calidad legislativa y las políticas públicas con perspectiva de género. Milita en Futuro Jalisco.

Twitter: @TaniaRomeroL

Fuentes