UN SOLDADO CONGOLÉS DESATÓ UNA TRAGEDIA FAMILIAR Y COLECTIVA AL DISPARAR CONTRA 13 PERSONAS EN EL VELORIO DE SU HIJO

Un drama familiar se convirtió en una tragedia colectiva el pasado sábado en la República Democrática del Congo, donde un soldado enfurecido por no haber podido asistir al funeral de su hijo mató a tiros a 13 personas, incluidos 10 niños, en una aldea del noreste del país.

Según las autoridades locales, el soldado regresó a su casa en Nyakova, a orillas del lago Alberto, después de estar destacado en otra localidad de la provincia de Ituri. Allí descubrió que su familia y sus vecinos ya habían enterrado a su hijo, que murió el jueves por causas naturales.

Lejos de aceptar la situación, el soldado se enfureció y empezó a disparar contra todos los que estaban presentes en el velorio.

Entre las víctimas mortales se encuentran su esposa, sus suegros y dos de sus hijos, así como otras personas que habían acudido a dar el pésame. El soldado logró huir y las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) lo buscan.

El portavoz del ejército en Ituri, el teniente Jules Ngongo, condenó el hecho como un “acto de indisciplina” que la justicia castigará. “No importa cuál sea el caso, el momento o las circunstancias, no puedes quitarle la vida a una persona”, dijo Ngongo.

Este suceso se suma a la ola de violencia que azota el este del Congo desde hace décadas, donde más de 120 grupos armados se disputan el control del territorio y sus ricos recursos minerales, mientras que otros atacan a las comunidades por motivos étnicos o políticos.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 2000 civiles murieron en 2020 en las tres provincias orientales del país: Ituri, Kivu del Norte y Kivu del Sur.Además, el conflicto ha desplazado a unos cinco millones de personas en los últimos dos años.

La violencia sexual también es una lacra que afecta especialmente a las mujeres y los niños en el este del Congo. Según datos de UNICEF, más de 40.000 mujeres y niñas han sido víctimas de violaciones desde 2003. Muchas de ellas sufren estigma social, embarazos no deseados y enfermedades como el VIH.

La comunidad internacional ha denunciado en varias ocasiones las atrocidades cometidas por los grupos armados y ha pedido al gobierno congoleño que garantice la protección de los civiles y el respeto a los derechos humanos. La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) cuenta con unos 16.000 cascos azules para apoyar la paz y la seguridad en el país.